Eledendo Usuario Estrella
Cantidad de envíos : 52 Localizacion : Castro Urdiales (Cantabria) Pais de Origen : Fecha de inscripción : 17/02/2011
| Tema: La derrota Dom Ene 26 2014, 16:00 | |
| … y de fiesta conmigo venían la fortuna y el sexo, el poder y la fama, sus brillos; tenía la fuerza, la juventud aún, y el don de convocar al mar y a mis órdenes hacerlo hervir; nadie, nadie podría haber descrito mis pletóricos e íntimos instantes, - su plenitud, su fragor - ni nadie podría haberme hollado el corazón sin percibir su faz, su ingente dicha, la sangre ardiendo; … yo, era yo; impresionaba verme y sentirme latir y lo sabía, pues ejercía de dios mortal con la altivez y bullicio con que la forma al pasar se admira, lacera o sobrecoge; … era, pues, creador de fuegos, tormentas y tormentos y adquiría infinitud, pero no, no el tributo de aquel hombre leve que, emergiendo de los sótanos, saludaba apenas con los ojos y cruzaba el vestíbulo, callado, inundando el aire de inefable y excelsa autoridad; … un día, al fin, chirriándome las fuerzas y cortándole el paso, me detuve frente a él; me observó sereno y de forma indescriptible, y luego, centrándose en mis ojos, profirió muy quedamente: “salud y progreso para la humanidad, empleo para todos”, y sin más, y apartándose, se fue; ... y aquí, aquí empezó el raudal de mis profundas y repentinas muertes, mis caídas, mis desdoros, y este silencio sagrado y mío con que urgentemente intento comprender las causas/hiel, o luz, de mi derrota; y no, a aquel hombre, no lo he vuelto a ver.
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