Muchas personas viven atrapadas en relaciones afectivas enfermizas de las cuales no pueden, o no quieren, escapar. El miedo a perder la fuente de seguridad y/o bienestar las mantiene atadas a una forma de tortura pseudoamorosa, de consecuencias fatales para su salud mental y física.
Con el tiempo, estar mal se convierte en costumbre. Es como si todo el sistema psicológico se adormeciera y comenzara a trabajar al servicio de la adicción, fortaleciéndola y evitando enfrentarla por todos los medios posible. Lenta y silenciosamente, el amor pasa a ser una utopía cotidiana, un anhelo inalcanzable. Y a pesar del letargo afectivo, de los malos tratos y de la constante humillación de tener que pedir ternura, la persona apegada a una relación disfuncional se niega la posibilidad de un amor libre y saludable; se estanca, se paraliza y se entrega a su mala suerte.
No importa qué tipo de vínculo tengas, si realmente quieres liberarte de esta relación que no te deja ser feliz, puedes hacerlo. No es imposible. (...)
Si aprendes a ser realista en el amor, si te autorrespetas y desarrollas autocontrol, habrás empezado a gestar tu propia revolución afectiva. (...)
REALISMO AFECTIVO significa ver la relación de pareja tal cual es, sin distorsiones ni autoengaños. (...) Analizar honesta y abiertamente el "dar y tomar" amoroso es el requisito primordial para allanar el camino hacia una relación afectiva y psicológicamente placentera. Sin embargo, en la práctica las personas apegadas a relaciones afectivas perniciosas esquivan constantemente los hechos. (...)
El realismo afectivo sugiere que debemos partir de lo que verdaderamente es nuestra vida amorosa. Lo que es, y no lo que nos gustaría que fuera. Si logramos comprender la relación en el aquí y ahora, sin pretextos ni evasivas, podremos tomar las decisiones acertadas, generar soluciones o comenzar a despegarnos.
(fuente:gabineteam.com)