¿Cuál es la primera imagen que surge en la mente si planteo un supuesto año 2100?
Es probable que no resulte fácil de imaginar, o al menos no de una manera muy optimista.
La COP (Conferencia de las partes) surgió a partir de un tratado internacional que tuvo lugar en La Cumbre de La Tierra en Rio de Janeiro en 1992. Este tratado entró en vigor en 1994, año a partir del cual ha habido una COP (Conferencia de las partes) anual para dar continuidad al acuerdo central: “estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera”.
En noviembre de 2021, se celebró la Conferencia de partes 26 (el año 2020 no hubo conferencia por covid19) en un ambiente de gran participación, más de 200 países participantes. Preocupantemente parece que, pese a la gran participación, la enorme cobertura al evento por parte de medios de comunicación, comunidad internacional, incluso de la población mundial, no han encontrado un reflejo proporcional en los acuerdos concretos que resultan del evento.
El objetivo planteado desde su origen en los años 90´s es limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados. Los acuerdos en esta última reunión, a pesar de ser importantes, no son suficientes.
La Declaración de Glasgow, acuerdo final sobre esta conferencia, mereció calificativos de algunos participantes como “decepcionante”, “el resultado menos malo”, “insuficiente”, entre otros. A pesar de ello la mayoría de los países suscriben la importancia de lograr el objetivo de los 1.5 grados.
¿Cómo se pretende alcanzar este objetivo?
Principalmente se trata de todas las acciones actuales y futuras para reducir el uso de carbono en actividades humanas, de producción, de movilidad, de habitación, etc.
¿Cómo se puede lograr esto?
Me parece que esta Conferencia de las partes 26 nos brinda un mensaje muy fuerte y contundente: se necesita comprender que se trata de una manera distinta de concebir la existencia humana en el planeta y no solamente reducir emisiones.
La Conferencia de las partes 26 principalmente obliga a reflexionar seriamente sobre el planeta que habrá en un periodo tan cercano como es el año 2100, en el cual la gran mayoría de los que hoy somos responsables del planeta ya no estaremos habitándolo, pero sí lo estarán habitando nuestros descendientes directos, como hijos y nietos.
Mi reflexión es que precisamente se trata de concebir una manera diferente de habitar el planeta. Se trata de comprender que esta es la casa de todos los presentes y futuros; no hay más planeta que este.
No es un tema para resolver en una conferencia mundial o 26 conferencias. Es un tema que necesita convertirse en un criterio para los hábitos, las decisiones, las perspectivas; en lo personal, en lo empresarial, en la comunidad.
Específicamente en el mundo inmobiliario distintos expertos medio ambientalistas tasan la emisión de CO2 inmobiliario entre 35 y 40% del total de emisiones de carbono global.
Esto es considerando desde la construcción hasta el funcionamiento de los inmuebles.
Tomando esto en cuenta, podríamos decir que los participantes en el negocio inmobiliario estamos en un medio con grandes retos al respecto del impacto que produce al ambiente nuestra actividad como generadores de proyectos. Tenemos también grandes áreas de oportunidad para generar efectos a favor del ambiente.
Ejemplos:
La fabricación de concreto es altamente contaminante, sin embargo, los prefabricados de concreto usados en fachadas son absorbentes de CO2, y también las carpetas de concreto en vialidades.
Existen algunos otros elementos de residuos que pueden ser reutilizados para la construcción:
El bambú es uno de los mas antiguos, el cual ha sido utilizado desde la antigüedad en Asia y ahora vuelve a incorporarse en edificaciones modernas. Sus ventajas son la flexibilidad, la resistencia a la tensión y la flexión, su apariencia “zen”; además que, al estar expuesto, absorbe CO2.
El vidrio de reúso, molido (no recliclado, lo cual requiere mucha energía), puede mezclarse con materiales para hacer concreto, losetas, rellenos en plantillas de zanjas para tuberías, entre otros usos.
El corcho puede usarse en mezclas para hacer entortados de azoteas. Es repelente al agua, es reductor térmico y absorbe CO2
La utilización de caucho triturado en mezclas, prefabricados, recubrimientos y pisos es una manera de utilizar un desecho tan contaminante como son las llantas, a la vez que ayudan a aligerar el peso en mezclas y mejorar el desempeño en recubrimientos.
Existen muchos materiales más amables, muchos incluso menos caros, y que tanto en su producción como en su incorporación contribuyen en mayor o menor medida a la reducción de emisión de CO2.
Además, en cuanto a equipamiento e instalaciones sustentables para edificaciones hoy tenemos al alcance una larga lista de alternativas en cuanto a tecnologías para procesamiento de residuos sólidos urbanos (RSU). Estos residuos, mayormente tienen su generación en inmuebles, ya sean habitacionales, comerciales, industriales y de usos mixtos.
Estas tecnologías pueden ser incorporadas desde la concepción de proyectos. Entre estas menciono algunas:
Separación de basura para su posterior procesamiento en digestores de biomasa para residuos orgánicos y la incineración de residuos no orgánicos o reciclaje de vidrios y metales.
Tratamiento de aguas residuales no pesadas en edificios habitacionales, comerciales y de oficinas, con procesos In Situ. En cuanto a estas tratadoras existen algunas plantas de tratamientos orgánicas a base de vegetación para eliminar un alto porcentaje de los contaminantes de aguas negras residenciales y que a la vez son elementos ajardinados en camellones o áreas verdes de conjuntos residenciales, con agua limpia (no potable) y sin olores ni colores.
Por supuesto tenemos los sistemas para generación de electricidad en edificaciones: sistemas fotovoltaicos, sistemas mini-eólicos, torres de oscilación impulsadas por viento, fachadas con cristales de absorción térmica.
El mismo diseño y orientación de los proyectos puede promover menor consumo de materiales de construcción, con lo cual se contamina menos al usar menos, y puede promover que se reduzcan los requerimientos de funcionamiento, como es agua, aire acondicionado, electricidad, etc.
El tema es extenso y las opciones para construir edificaciones más amigables son muchas. Hoy la opinión pública, el mercado residencial, empresarial, no solamente están dispuestos a pagar por el valor que genera una edificación sustentable, sino que, lo exigen cada vez más, como parte de las prácticas responsables para con el planeta.
Este es el caso de Los Cabos y Baja California Sur, en donde tenemos un mercado compuesto de compradores (o inquilinos) de países que llevan mas años desarrollando una cultura ambientalista y que comprenden la importancia y trascendencia de ser responsables al respecto.
En un mercado como el de Los Cabos, se comprende que es indispensable, incluso éticamente obligatorio, concebir el lugar de residencia, el de negocio, de actividad productiva, de recreo, como espacios que reduzcan el daño al planeta, y que hay que pagar un incremento por ello.
Esto nos compromete más a poner nuestra mejor versión de nosotros mismos como profesionales inmobiliarios en nuestros proyectos, en nuestros desarrollos y nuestro actuar como comunidad Land and Building.
https://landandbuilding.com/blog/2022/02/02/sustentabilidad-inmobiliaria-hacia-el-2100/